La correcta y clara comunicación entre el artista y el/la técnicx es fundamental para que se puedan plasmar sobre el escenario todas las ideas que tenemos en nuestra cabeza en relación a la iluminación.
Por Valentín Carrión
Cuán importante es este tema al momento de armar la iluminación para nuestros espectáculos. Y muchas veces hemos pasado por situaciones donde esta comunicación ha sido clara y acertada, arrojando buenos resultados, y en otros casos fue confusa, sin lograr lo que esperábamos.
De esto va a depender, entre otras cosas, que aquello que nosotros imaginamos en relación a las luces se termine reflejando, efectivamente, en escena.
El primer punto clave, y el elemento fundamental, es saber qué queremos. Si esto no está claro simplemente dejaremos en manos del/la operador/a el concepto visual y lumínico de nuestro espectáculo. Que, de todas formas, eso no está mal, tampoco. Sencillamente, en ese caso, vamos a confiar cien por cien el concepto de la iluminación a la persona encargada de la misma, y las cosas pueden salir tal como esperábamos, mejor o peor…
Podemos tener en claro cuestiones simples, o cosas más complejas, no importa. Como algo simple, por ejemplo, podemos querer mucha luz para tener una buena visibilidad durante todo el espectáculo (sin quemar la imagen o enceguecer al público), no hacer apagones en ningún momento, hacer juegos de luces durante las canciones (si las hubiera…) y brindar el pie final al operador para, ahora sí, el apagón final. Esto es una buena opción cuando nos toca hacer festivales, o espectáculos donde no tenemos tiempo para probar luces y vamos directo al show. Indicaciones conceptuales simples, y algunas pocas muy específicas ayudan a que quien maneja las luces no se confunda y le dé cierto espacio de libertad, dentro de las condiciones que les pedimos. Por supuesto, toda indicación más “específica”, es muy conveniente dejarla por escrito, para que no haya confusiones ni olvidos.
Hay que tratar de dar, en lo posible, indicaciones concretas y evitar términos vagos o confusos como “quiero un climita amor”, o “luces bien bonitas”, o “que soprendan al público”… Lo que para uno puede significar una cosa, para el otro puede significar otra. El “climita amor” uno lo puede interpretar como la utilización del rojo, rosa, magenta… Pero por ahí para la persona, el amor lo representa el color verde… O decir “luces bonitas”, tampoco nos aclara nada. Damos un campo demasiado abierto a que la otra persona lo interprete de la manera que mejor le parezca y así se pueden dar confusiones. En esos casos, tenemos la imagen en nuestra cabeza pero no sabemos cómo comunicarla. Por eso es importante tener conocimientos básicos sobre iluminación, que nos permitan mantener una comunicación fluida con el/la técnicx.
Un segundo punto muy importante a tener en cuenta es el contexto. No es lo mismo preparar las luces para un espectáculo o evento, con tiempo de anticipación, donde podemos hacer ensayos, ver cómo da la luz, equivocarnos, hacer correcciones, ir anotando, que cuando tenemos poco tiempo y hay que “salir” con lo que hay.
En el primer caso podemos pensar más posibilidades, detalles, opciones, cambiar cosas, porque el tiempo así lo permite, y seguramente lleguemos a un producto más acabado y dedicado. Aquí podemos ponernos más “quisquillosos”, si se quiere, y debemos dejar todo anotado para que en la función salga tal cual lo vimos durante los ensayos. En estos casos, puede entrar en juego también la figura del diseñador de iluminación, con quien trabajaremos para encontrar el concepto de iluminación más oportuno y llevarlo a cabo con las herramientas que tenemos a mano.
Diferente es la situación a, como dije antes, un festival o shows donde no hay mucho tiempo para preparar la iluminación. Allí, mejor brindar indicaciones más generales (pero entendibles), y algunas pocas más específicas ya que, cuanto más complejo sea lo que queramos, y menos tiempo para prepararlo tengamos, aumentan las chances de que algo salga mal. Si queremos realizar algo relativamente “complejo” allí, lo mejor es buscarse el tiempo para hacer un pequeño ensayo, al menos, antes de la función.
Pero, por ejemplo, si no podemos hacer un mínimo pero queremos que en determinado momento, se apague todo y caiga un cenital cuando un personaje dice su texto, y a continuación cuando avanza, queremos que se vaya encendiendo una luz con cada paso que da, y cuando se detiene pedimos un contra azul justito donde quedó parado, y luego que haya un destello del frontal izquierdo, y después otro del frontal derecho, con una diferencia de 0.5 seg entre ambos mientras mira al cielo, para pasar a puntualizar la otra punta del escenario con otra luminaria, para luego iluminar bien cerradito el objeto que sostiene en la mano…
Es muy complicado, no imposible, pero probablemente estemos poniendo en un “brete” (problemas) al operador/a. En estos casos, que se pueda llevar a cabo esto va a depender fundamentalmente de, como ya dijimos, el tiempo que tengamos, los recursos que se tengan, la experiencia o capacidad del/a operadorx para programar o preparar eso, que decidirá si esa idea es realizable o no, con el tiempo y recursos que se cuentan.
El/la iluminador/a podría tener armado de antemano algo simple para ese espectáculo, como el control de todos los frentes, algunos juegos ya prediseñados, el control de la vara de contraluces, los cenitales y ya. Y si le pedimos cosas muy puntuales, le representa un problema ya que tiene que salirse del esquema que tenía preparado. Pero, podría contar con una consola o software de operación que permita hacer una operación más flexible. Allí entrará en juego la experiencia del/a operador/a para comunicarnos si se puede programar eso o es preferible buscar una alternativa con lo que tenemos a disposición.
Por eso, está bueno ser concreto e ir al gran con lo que necesitamos cuando se dan esas situaciones de “urgencia”. Hay que asegurarse de que la otra persona está entendiendo lo que le pedimos, y yo también saber qué le estoy pidiendo.
Es clave tener una buena comunicación artista/técnicx. De un lado saber qué necesitamos y cómo pedirlo, y del otro conocer las herramientas con las cuales disponemos, entender qué se nos está pidiendo, y cómo podemos hacer para armonizar ambas situaciones.
¿Qué experiencia tienen con la comunicación artista/técnicx y qué conclusiones sacan sobre su importancia?
¡Dejalo, más abajo, en los comentarios!
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